Fotografía y convivencia: cuando el arte previene y transforma.
- Cristina Cruz Cruz
- hace 3 días
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Actualizado: hace 2 días
Dicen que la fotografía es “el arte de atrapar instantes que no vuelven”. Y es cierto. Pero también puede mostrarnos lo que muchas veces pasa desapercibido: el abrazo cotidiano, la comida en familia, el juego entre hermanos, la sonrisa después de un día largo. Pequeños momentos que, en medio del caos moderno, quedan plasmados y nos recuerdan lo que realmente importa.
Recientemente, fuimos testigos de algo extraordinario. Más de 800,000 estudiantes de secundaria se vieron impactados por el Concurso Nacional de Arte Fotográfico “¡Qué Cool Convivir en Familia!”, una iniciativa del Consejo de la Comunicación y la Secretaría de Educación Pública que demuestra que el arte, la educación y la prevención pueden y deben caminar de la mano.
Más de 4,000 adolescentes decidieron mirar su entorno con otros ojos. Tomaron su creatividad y capturaron algo más que imágenes: capturaron valores. En sus fotografías no hay filtros artificiales, sino humanidad. Hay un mensaje poderoso: en un país donde muchas veces las noticias nos enfrentan con violencia o desesperanza, nuestras juventudes nos recuerdan que la ternura, la unión familiar y la convivencia sí existen… y deben cuidarse.
¿Por qué es importante esto? Porque la verdadera prevención de adicciones no nace solo de campañas publicitarias. Nace en casa, en la escuela, en la comunidad. Se fortalece en los vínculos, en los ejemplos cotidianos, en la sensación de pertenencia. Un adolescente que se siente visto, escuchado y acompañado difícilmente buscará salidas falsas.
La escuela tiene un papel central. No es solo el espacio donde se aprenden matemáticas o historia. Es también donde se cultivan sueños, donde se descubre el arte como refugio, donde una maestra o un maestro puede marcar la diferencia entre la indiferencia y la inspiración. Por eso, este tipo de concursos son mucho más que actividades extracurriculares: son semillas de transformación.
Desde la educación pública, creemos que formar seres humanos íntegros es una responsabilidad compartida. La prevención debe estar en el aula, sí, pero también en la cultura, en las expresiones artísticas, en las conversaciones familiares y en los silencios que se rompen con una foto.
Las familias tienen un rol insustituible. Son la primera escuela de vida. En ellas se aprenden valores, se cultiva la resiliencia y se generan los vínculos que ayudan a nuestras niñas, niños y adolescentes a enfrentar las presiones del entorno con fortaleza y confianza.
Por eso, celebro que este concurso no se quede aquí. Desde el 30 de septiembre se abrió una nueva convocatoria, bajo el lema “¡En equipo está chido!”, y queremos invitar a todos los estudiantes de secundaria a participar. Tomen su creatividad, sus ganas y su mirada para mostrar lo que significa la convivencia familiar, la amistad, la inspiración docente y la comunidad escolar, y conviértanlas en imágenes que cuenten su historia. ¡Anímense a ser parte de este proyecto que transforma y celebra los valores que nos unen!
Estoy convencida de que el arte transforma. Que una cámara, en manos de una o un adolescente, puede ser una herramienta de conciencia. Que una imagen, a veces, vale más que mil discursos.Y que si seguimos trabajando en equipo con las familias, las escuelas y la sociedad, podremos construir no solo mejores estudiantes, sino mejores seres humanos.

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