UN NUEVO CICLO ESCOLAR, UN NUEVO CAPÍTULO EN LA TRANSFORMACIÓN DE MÉXICO.
- Cristina Cruz Cruz
- hace 3 días
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Actualizado: hace 2 días
El inicio de un nuevo ciclo escolar siempre representa esperanza. Es la oportunidad de renovar compromisos, fortalecer comunidades y abrazar, desde las aulas, los ideales más nobles de nuestra nación: justicia, equidad y bienestar para todas y todos. Cada año, millones de niñas, niños y jóvenes regresan a las escuelas con la ilusión de aprender y crecer. Pero lo que ocurre en las aulas no se limita al conocimiento académico: ahí también se siembra el presente y el futuro de México.
Desde la Secretaría de Educación Pública, celebramos este nuevo capítulo con responsabilidad y entusiasmo. La educación ha sido, y seguirá siendo, la columna vertebral del proyecto de transformación que inició hace casi siete años el presidente Andrés Manuel López Obrador, y que hoy continúa con renovado compromiso bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Como ella misma lo ha expresado, una nación verdaderamente libre se construye garantizando que todas las niñas, niños y jóvenes accedan a una educación pública, gratuita, científica, humanista y con profundo sentido social.
La transformación educativa no partió de cero. Desde 2018, hemos comenzado a recuperar el papel del Estado como garante del derecho a la educación, revirtiendo el abandono provocado por décadas de gobiernos neoliberales que vieron en la escuela pública un gasto y no una inversión. Fue en ese primer sexenio de la Cuarta Transformación donde se sentaron las bases de una educación con sentido de justicia social, enraizada en los valores de igualdad, inclusión y bienestar.
Hoy, con el ciclo escolar 2025–2026, consolidamos esa visión. Porque educar no es adoctrinar: es formar personas críticas, conscientes de su historia, orgullosas de su identidad y comprometidas con su comunidad. Es garantizar que la educación transforme realidades, cierre brechas y construya paz.
Desde los territorios, quienes trabajamos en el ámbito educativo hemos sido testigos del esfuerzo incansable de maestras, maestros, madres, padres y comunidades enteras que sostienen el corazón de las escuelas. La transformación no se decreta desde una oficina: se construye con el lápiz, la libreta, el abrazo de confianza, la escucha y la palabra. Con cada acto colectivo que defiende el derecho a aprender.
Este nuevo ciclo escolar nos compromete aún más a construir una educación con sentido de comunidad, que no deje a nadie atrás. A seguir combatiendo las desigualdades históricas, la deserción escolar, la violencia estructural y las barreras que aún enfrentan niñas, niños y adolescentes en muchas regiones del país. A reconocer en las y los jóvenes no solo un sector a proteger, sino un motor para el México que estamos transformando.
Hablar de transformación educativa es también hablar de condiciones materiales dignas, de infraestructura escolar, alimentación, conectividad, salud emocional y acompañamiento. Porque la educación no es un acto aislado, sino un proceso colectivo que involucra cuidados, justicia y presencia del Estado.
Hoy más que nunca, reafirmamos que la educación es la clave para la transformación. Y desde cada escuela, cada comunidad y cada rincón del país, seguiremos haciendo historia, no como un lema, sino como una tarea cotidiana que construimos con compromiso, convicción y amor por México.

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