VAPEAR NO ES UN JUEGO: LA ADICCIÓN QUE AVANZA ENTRE LAS JUVENTUDES
- Cristina Cruz Cruz
- 29 oct
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Por Cristina Cruz
El vapeo se ha convertido en una de las modas más peligrosas de los últimos años entre los jóvenes. Sus sabores dulces, dieños coloridos y una imagen moderna, los hacen parecer inofensivos, pero su popularidad está generando una preocupación creciente en el ámbito de la salud pública. Pues detrás de esa apariencia se esconde una realidad que preocupa: el vapeador es la nueva cara de una vieja adicción.
En México, la tendencia avanza a pasos acelerados. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (ENSANUT 2023), el 4.3 % de los jóvenes entre 10 y 19 años ha utilizado cigarrillos electrónicos, casi el doble que el año anterior. Además, 2.1 millones de personas mayores de 15 años usan vapeadores de forma habitual. Aunque el porcentaje pueda parecer pequeño, el crecimiento es alarmante.
A nivel mundial, al menos 15 millones de jóvenes, de entre 13 y 15 años, fuman cigarrillos electrónicos y, en promedio, el riesgo de que comiencen a hacerlo es nueve veces mayor que entre adultos, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe global sobre el consumo de tabaco.
El problema no es solo la adicción. Muchos jóvenes creen que el vapeador es “menos dañino” que el cigarro, pero el vapor contiene nicotina, partículas ultrafinas, metales pesados y compuestos cancerígenos. Además, diversos estudios han identificado casos de enfermedad pulmonar aguda, irritación respiratoria y afectaciones cardiovasculares vinculadas con su uso frecuente.
Pese a que su venta y publicidad están prohibidas, los vapeadores se consiguen fácilmente en redes sociales o tiendas informales. Su presentación atractiva y la falta de información clara los han convertido en una trampa moderna para los adolescentes.
Frente a esto, no basta con prohibir. Hace falta hablar del tema en casa, en las escuelas y en los espacios donde se forman las nuevas generaciones. Informar, acompañar y escuchar es tan importante como sancionar. Si seguimos normalizando el vapeo como una moda “menor”, pronto estaremos frente a un problema de salud pública más grande del que imaginamos.
El vapeador no es una tendencia pasajera: es una nueva forma de adicción que avanza con rapidez y se disfraza de modernidad. Ojalá sepamos detenerla a tiempo porque los vapeadores están impulsando una nueva generación dependiente de la nicotina.






